En la sesión de hoy continuamos desarrollando la historia del lenguaje escrito.
Redactamos la teoría que encontrarán en esta entrada e iniciamos a elaborar una línea del tiempo que resume la historia de la escritura.
En la próxima sesión continuaremos con esta temática.
Se estima que los primeros sistemas de escritura surgieron a
finales de la Edad del Bronce (alrededor del 4.000 a. C.), a
partir de sistemas mnemotécnicos (recordatorios) que usaban símbolos
específicos pero que no tenían ninguna relación todavía con el lenguaje.
Por eso se les considera como protoescritura, es decir, meros
antecedentes, nacidos en algún momento del neolítico, para satisfacer
diferentes necesidades logísticas, como la contabilidad de rebaños, la
propiedad de los bienes o situaciones similares.
La primera escritura de la que se tiene noticia fue
la cuneiforme, surgida en la antigua Mesopotamia, en
Oriente Medio. Proviene de un sistema sumerio de fichas de arcilla sin
categorizar, mediante el cual se representaban labores y bienes para el
intercambio.
Al ganar cada vez más complejidad (lo cual probablemente obligaba a
llevar consigo cientos de fichas), esta escritura acabó siendo reemplazada por
algo más práctico: una serie de marcas sobre una tablilla de arcilla, con las
formas de las fichas.
Este primer sistema de escritura logográfica fue empleado o copiado por
los vecinos de Sumeria, a través de intercambios comerciales o de otro tipo,
como los acadios y los eblaítas, hititas y ugaritas, sobre todo cuando a mitad
del tercer milenio a. C. se desarrolló un anexo silábico que reflejaba los
sonidos y la organización oracional del antiguo idioma sumerio.